Respetar los sentimientos de los demás.
Hoy en día es más necesario que nunca saber exteriorizar los sentimientos porque eso nos convierte en personas más humanas, personas que somos capaces de expresar a otras personas lo que sentimos por ellas, el amor es lo que debe mover el mundo, tratar a las demás perosnas como nos gustaría que nos trataran a nosotros y nosotras mismos y mismas. Tenemos que respetar los sentimientos de otras personas y no herir sus sentimientos así como no nos gustaría que nos hirieran a nosotros y nosotras mismos y mismas. Los sentimientos son algo con lo que no se puede jugar, cada persona siente de una manera determinadas y es necesario respetar a todas las personas por igual sin distinciones y no herir a nadie. Tenemos que contribuir a fomentar el amor universal a todos los seres humanos, vernos como unna parte de un gran colectivo llamado humanidad, ser cariñosos y cariñosas con otras personas, apoyar a quien más lo necesita y siempre estar dispuestos y dispuestas a aconsejar y tener una palabra amable y un gesto amable con todo el mundo. Hay que evitar la prepotencia, hay que favorecer actitudes tolerantes y solidarias, aprender escuchar a las demás, ser atentos y atentas y sobretodo no tener miedo a decir lo que sentimos por otras personas y ser sensibles porque la sensibilidad es un rasgo humano que nos une a otras personas y fomenta la solidaridad internacional y el acercamiento entre personas, culturas y pueblos del mundo.
Respetar las diferencias de los demás.
Las sociedades democráticas tienen que reconocer sus prejuicios para poder combatirlos. Cuando se habla de combatir o erradicar la discriminación y, particularmente, cuando se lucha contra prácticas homofóbicas se deben privilegiar dos valores: la tolerancia y el respeto. Sólo una sociedad en la que todas las personas tengan garantizado el respeto a los derechos humanos se puede considerar justa y democrática.
El respeto se define como la cualidad de aceptar y comprender la forma de ser y de pensar de los demás, aunque no sea igual a la propia; también es la consideración de que alguien tiene un valor por sí mismo y se establece de forma recíproca. El respeto implica, en primer lugar, la transformación de los prejuicios que generan discriminación y, luego, el entendimiento de que lo diferente es, de manera sustantiva y normativa, igual a uno mismo; es decir, se trata de otra persona como yo, con los mismos derechos y oportunidades.
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